En la última semana de marzo, del 25 al 31, hay previstos más de cien partidos entre selecciones nacionales por todo el planeta. Son tanto encuentros oficiales, como en Europa, donde se disputarán 26 en los nueve grupos clasificatorios para la UEFA Euro 2016, como amistosos de lujo, que permitirán hacer un examen de la situación al comienzo de un nuevo ciclo.
Los principales duelos amistosos son: 25 de marzo: Alemania-Australia; 26 de marzo: Francia-Brasil; 29 de marzo: Brasil-Chile / Francia-Dinamarca; 31 de marzo: Italia-Inglaterra; Argentina-Ecuador; Países Bajos-España; México-Paraguay.
El partido destacado es el Francia-Brasil. Diecisiete años después del primer título mundial de los “Bleus”, conquistado frente a Brasil (3-0), los dos protagonistas de la final de 1998 vuelven a verse las caras en el mismo escenario, aunque con objetivos diferentes.
Dunga ha llegado para hacerse cargo del combinado brasileño en una situación sumamente negativa, tras los diez goles recibidos en la semifinal y el partido por el tercer puesto de la Copa Mundial 2014, y se esfuerza por reconstruir un conjunto traumatizado, a través de un cóctel de “juventud y experiencia”.
Por eso ha recuperado a Robinho, de 31 años, que está atravesando una segunda juventud en las filas del Santos. “Nuestra prioridad son las eliminatorias del Mundial, pero antes tenemos dos amistosos [ante Francia y Chile] y la Copa América”, insiste el seleccionador, que se ha llevado a Europa un plantel con ocho futbolistas que compiten en Brasil.
Didier Deschamps, por su parte, no tiene que preocuparse por la clasificación, pero debe esforzarse por mantener alerta a sus hombres. Aprovecha los partidos sin nada en juego que Francia está obligada a disputar hasta 2016 para ir aportando pinceladas, y las ausencias por lesión, como las de Paul Pogba y su capitán, Hugo Lloris, le servirán para efectuar ahora ensayos. Sin embargo, para dos técnicos tan competitivos como Dunga y Deschamps no existen los amistosos.