“Amar a la Iglesia también significa tener el coraje para tomar decisiones difíciles y dolorosas, siempre anteponiendo el bien de la Iglesia que el de uno mismo”, fue el mensaje del Papa Benedicto XVI, ante poco más de 100 mil personas que se dieron cita en la Plaza de San Pedro.
La de este miércoles, fue su última aparición, ya que a partir de este jueves comenzará su jubilación tras los muros del Vaticano, y posteriormente tendrá lugar el Cónclave, donde se elegirá al próximo sucesor de Pedro.
Un total de 70 cardenales se sentaron a su derecha, a su izquierda, estaban sentados los embajadores de numerosos países.
“Ha sido un recorrido en la Iglesia que tuvo momentos de alegría y de luz, pero también momentos más oscuros, en los que las aguas eran bravas y el viento estaba en contra (…) y el Señor parecía dormir. Pero siempre he sabido que el Señor está en esa nave y que el barco de la Iglesia no es mío. No es nuestro. Es suyo y el Señor no permitirá que se hunda”.
Benedicto XVI aseguró a sus fieles, que “En una época en la que muchos hablan de nuestra decadencia, vemos hoy que la Iglesia está viva”.