Un José Manuel Manrique Mendoza preocupado fue como todos vieron salir ayer a este diputado del PRI, del Salón de Sesiones del Congreso del Estado, rodeado por el personal de esta institución y bajo una custodia discreta de elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP), por el rumor de que sería interceptado por Eddy Narváez, quien presuntamente le daría una bofetada por “incumplir sus promesas”.
La fama de violento del presunto líder de colonias hizo al presidente de la Directiva de la LXI en el actual periodo ordinario de sesiones y de la Comisión de Finanzas y Hacienda Pública pedir sin titubeos que lo cuidaran cuando terminara la sesión, pues Narváez lo esperaba, impaciente acompañado de otras personas.
Empero, cuando Narváez estuvo frente al diputado, en tanto eran fotografiados y filmados por reporteros de periódicos y televisoras locales, el encuentro se convirtió en una escena “amistosa” que contrastaban con las supuestas asperezas políticas que hay entre ambos. Narváez por cierto milita en el PRI.