Germán Madrazo, de México, aprendió a esquiar hace un año. Este viernes compitió en la prueba de los 15 kilómetros estilo libre en esquí de fondo de los Juegos Olimpicos de Invierno de Pyeongchang, Corea 2018, donde el deportista azteca finalizó en el puesto 116, el último.
El esquiador Madrazo pese a llegar último, lo festejó como un triunfo y dio un mensaje a los mexicanos. En la prueba, el suizo Darío Cologna se colgó el metal dorado.
Cologna, quien salió como favorito, revalidó su título olímpico tras el conseguido en Sochi 2014, ahora en Corea detuvo el reloj en 33:43.9 minutos, seguido del noruego Simen Hegstad Krueger con 34:02.2 y el ruso Denis Spitsov, quien lo hizo bajo la bandera del COI, 34:06.9.
Madrazo, abanderado de la delegación mexicana, salió en el lugar 115 y tras dar su máximo esfuerzo en la prueba de fondo terminó su participación en la plaza 116 con crono de 59:35.4 minutos.
Germán, de 43 años de edad, tomó parte en su primera justa invernal ante los mejores 118 competidores. Cruzó la línea de meta en medio de un gran ambiente, mostrando en todo lo alto una bandera de México que alguien le entregó, y fue abrazado por compañeros y otros esquiadores latinoamericanos.
Madrazo, de 43 años, ocupó el último puesto entre los 116 participantes que llegaron a la meta. Otros dos no pudieron con el atroz recorrido en el Parque Olímpico de Alpensia y no terminaron.
Pero el lugar no importa, sino la historia que Madrazo les quiere contar a los mexicanos y al mundo.
“Lo que yo quiero que mis compatriotas sepan es que no importa si tienes 43 años, si naciste en México o si no tienes dinero para practicar un deporte”, afirmó. “Si quieres hacerlo, puedes hacerlo”.
Hay que creerle. Madrazo se entusiasmó tras conocer a fondo la historia de Roberto Carcelén, primer peruano en los Juegos Olímpicos de Invierno, quien compitió en Vancouver 2010 y llegó a la meta del esquí de fondo en Sochi, pese a tener dos costillas fracturadas.
Mediante las redes sociales, el mexicano le preguntó a Carcelén si lo podía ayudar. En respuesta, le recomendó a su entrenador, residente en Estados Unidos.
Le hablé a ese entrenador y me dijo ‘no puedo prepararte, porque no tengo tiempo, pero si me acompañas manejando 6 mil kilómetros de Michigan a Utah, adonde tengo que entregar un coche, en el camino te enseño a esquiar”, contó Madrazo ante un grupo de periodistas embelesados con la historia. “Me subí al avión, no sabía siquiera si iba a ir por mí al aeropuerto”.
Así que para las estadísticas, Madrazo terminó último. Para él, esto es un triunfo.
“Este es el olimpismo, es darlo todo, es intentarlo todo. Nosotros, al no tener nieve, al no tener la experiencia que tienen estos países, para nosotros la medalla es obtener el criterio de calificación”, dijo. “Ir por una meta tan inalcanzable, creo que es lo que representa el auténtico espíritu del olimpismo. Nosotros lo dimos todo durante un año, sobre todo durante los últimos seis meses, y mira nada más el premio”.
Ahora se alistan Robert Franco en estilo libre y Rodolfo Dickson en ski alpino para cerrar la presencia mexicana en la justa invernal.