El béisbol mexicano está de luto por el fallecimiento de un símbolo de los Sultanes de Monterrey y miembro de una familia con gran tradición en el Rey de los Deportes: Leo Rodríguez Márquez, nacido en Tlahualilo, Durango, en 1954.
Leo Rodríguez Jr., como se le conocía, oriundo de Durango, jugó siete campañas con los Fantasmas Grises (1974-1980), principalmente como parador en corto. A la defensiva tuvo un guante privilegiado y con el bate acumuló un promedio de .253.
Su amor por el béisbol y su profesionalismo permitieron que sea recordado como un trabajador insaciable.
“En estos años en el béisbol, nunca he conocido a alguien que trabajara tanto como él”, comentó Alex Campos, cronista de los Sultanes de Monterrey, quien lamentó la pérdida no solamente de los Fantasmas Grises, sino de la pelota mexicana.
Campos recordó a Rodríguez como un “tipo humilde que le gustaba enseñar y que deja un recuerdo enorme” y que seguramente estará en el “lineup celestial”.
En 1998 debutó como coach. En 2007 fue parte del campeonato de la novena regiomontana obtenido ante los Leones de Yucatán.
También laboró como coach con los Bravos de León y en la temporada 2019 con los Diablos Rojos del México como coach de primera base.
Leo Rodríguez Jr. fue hijo del tercera base Leonardo Rodríguez Briones, quien disputó 13 temporadas en la Liga Mexicana de Béisbol con Torreón, Tigres Capitalinos y Diablos Rojos del México; además de hermano del ex ligamayorista Carlos Rodríguez.
“Si te aviento un huevo, no lo quiebras”, le decía Leonardo Rodríguez Briones a su hijo al encontrar las dificultades que tenía para conectar de hit.
Sus hijos también han estado ligados al béisbol: Antonio fue manager de México en Williamsport en 2016, mientras que Leo Rodríguez III fue cátcher 13 temporadas en la LMB; además, con éste último, compartió roster este 2020 al estar ambos como coaches de los Sultanes de Monterrey en la Liga Mexicana del Pacífico.
Le sobreviven su esposa, la Sra. Francisca Pimienta de Rodríguez y sus tres hijos: Antonio, Lorena y Leonardo.
