México tiene un salario mínimo que ronda los 69 pesos al día (4,5 dólares), de los más bajos de Latinoamérica y que afecta a millones de personas del país, que hacen malabares para cubrir necesidades básicas como la alimentación o el transporte.
Para 2014, el sueldo mínimo en México fue de 146,15 dólares al mes, ubicándose en la cola de la región, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) situó al país como el único con el salario mínimo inferior al umbral de la pobreza, y un 14 % de los empleados reciben un ingreso aún inferior a éste.
Estas cifras se hacen más drásticas cuando se comparan con el precio de la canasta alimentaria, que contempla una veintena de grupos de alimentos como verduras, carnes, fríjol o huevo, y la no alimentaria, conocida como línea de bienestar, que añade partidas como ropa, transporte o vivienda.
A marzo de 2015, la canasta básica se situó en mil 284 pesos (unos 84 dólares) al mes por persona en áreas urbanas y 903.70 pesos (59 dólares) en zonas rurales, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
A su vez, la no alimentaria, ascendió a dos mil 628 pesos (171 dólares) en ciudades y a mil 679 (110 dólares) en el campo.
El catedrático de Economía de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Marcos Gutiérrez, detalló que de los más de 52 millones de ocupados en México, 37.7 por ciento recibió en 2014 el salario mínimo (19.5 millones), 23.2 por ciento entre uno y dos salarios y 35.6 por ciento más de dos.
Aunado a ello, Hernández indicó que 1.5 por ciento de los trabajadores formales (180 mil personas) y 5.5 por ciento de los informales (411 mil personas) ganan menos del salario mínimo, al tiempo que destacó que “en los empleos formales esto es ilegal, pero ocurre”.
En varias regiones del país los jornaleros claman por un aumento salarial, que hoy se estima entre 60 y 120 pesos diarios.
En este contexto, el alza del sueldo base debería ser un imperativo, pero en lugar de ello, las diferencias han crecido año a año frente al valor de la canasta básica, según los expertos.
En agosto pasado, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, advirtió que un aumento al salario mínimo podría generar presiones inflacionarias si no se acompaña de mayor productividad.
Sin embargo, hay organizaciones empresariales como el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) que apuestan por incrementar el salario mínimo.