Novak Djokovic alcanzó este día su novena final del Abierto de Australia tras vencer en tres sets de 6-3, 6-4, 6-2 al ruso Aslan Karatsev tras una hora y 54 minutos de juego, terminando con una de las grandes historias del primer Grand Slam de la temporada.
El vigente campeón mostró su fortaleza en el torneo resolviendo por la vía rápida un choque repleto de incógnitas. Y subrayó algo que ya es tradición: intentar coronar Melbourne y levantar su 18º grande en la final del próximo domingo.
Djokovic disputará la final del Abierto de Australia ante el ruso Daniil Medvedev o el griego Stefanos Tsitsipas, que disputarán la segunda semifinal este viernes en la Rod Laver Arena. El balcánico buscará su tercer título consecutivo en Melbourne Park, igualando la marca firmada entre las ediciones de 2011 y 2013.
El choque destacó por el atrevimiento de Karatsev, desatado ante la oportunidad de seguir extendiendo una utopía. El jugador ruso, que jamás había disputado un partido de Grand Slam, se plantó en la “Rod Laver Arena” buscando una plaza en la final ante el No. 1 del mundo. Lo hizo con una entereza absoluta. Toda una reivindicación para la clase media del circuito en un escenario de atención absoluta.
La primera manga fue el beneficio de la duda para Karatsev. Con un potente servicio y unos golpes duros como el granito, el moscovita jugó suelto durante los primeros siete juegos. Sus piernas protegieron con decisión el fondo y cada manotazo que tomó pista fue un golpe de oxígeno. Aunque parecía complicado creer en un imposible, Karatsev guió su suerte punto a punto. Djokovic acabó con la ilusión rompiendo en blanco el servicio del ruso (5-3) y a partir de ahí acudió a enterrar el partido.