El obispo Ramón Castro Castro llamó a “resistir con la humildad necesaria la insidiosa tentación del fariseísmo, y que nunca más se sienten en las bancas de los hijos de Dios los escribas y fariseos de doble vida y de egoísmo empedernido”.
Pidió no caer en la trampa de la hipocresía que busca hacer creer que uno es más y mejor que los otros que por algún motivo han fallado, “porque nuestra conciencia no dejará de gritarnos nuestras propias culpas”.
Dijo que se debe seguir el principio que intenta copiar el consejo de Jesús, “de hacer lo que los eruditos dicen, pero sin imitar sus obras y que los libra de argumentos falsos que quieren justificar y ocultar la verdad”.
Planteó que “las cosas buenas deben tomarlas de donde vengan, pero las malas no hay que tomarlas ni de los buenos”.
“Estamos invitados a armonizar la fe con nuestra manera de vivir, a ser coherentes todos los días y a cada momento. No nos está permitido ocultar más tiempo el genuino rostro de Dios y de la fe. Ojalá nuestras creencias hallen respaldo y testimonio en nuestras obras”, dijo.
Llamó a los feligreses a no olvidar que “sólo uno es el padre de todos, el maestro y guía; todos somos hermanos y la grandeza no está en pisotear a otros, ni en ponderar capacidades, sino en la humildad a los pies de los hermanos para hacerles el bien y servirles”.