Un día después de la presencia de las reliquias del beato Juan Pablo II en la catedral de Campeche, el obispo Ramón Castro Castro planteó la necesidad de que los cristianos revisen su vida, lo que no es de ninguna manera un agravio de la Iglesia, sino una obligación que se tiene como pueblo nuevo.
Siguiendo la imagen de la viña en el Evangelio, dijo que no se habla de un choque frontal con el pueblo judío, porque el pueblo es al que la Palabra de Dios se dirige es a todos.
“No se trata de sentirnos los buenos y exacerbar los ánimos contra Israel, lo que verdaderamente quiere el Evangelio es sacudirnos a cada uno para advertirnos el riesgo de ser de distintas maneras”, apuntó.
En la Catedral, el religioso advirtió que “subsiste el riesgo de ser de distintas maneras, el mismo pueblo obstinado, rebelde y desalmado, o sintiéndonos la viña amada por Dios, para que podamos dar los frutos que Él espera”.
El llamado, dijo, es como cristianos a que se revise la vida y la respuesta, que no es de ninguna manera un agravio a la Iglesia, por el contrario es una obligación como pueblo nuevo, es con el objeto de no avejentarnos y caer en el mismo pecado que reclama el Evangelio.