Desde la muerte de Steve Jobs ha trascendido que Steve podía haber sucumbido al tumor neuroendocrino de páncreas que padecía por haber retrasado la cirugía, el único método curativo para acabar con esta enfermedad. Sin embargo, los expertos consultados por varios medios consideran que dicha afirmación es aventurada y recalcan que, aunque de mejor pronóstico que el adenocarcinoma de páncreas, el tumor que padecía Jobs tiene también una elevada mortalidad a largo plazo.
Algunos cercanos creen que su intención de utilizar medicina alternativa y no tradicional pudo acelerar su muerte. El origen de la afirmación está en un reportaje titulado El problema con Steve Jobs, el periodista Peter Elkind afirmaba que la enfermedad del ejecutivo fue diagnosticada en 2003, pero que no se operó hasta julio del año siguiente. La razón: quería evitar la cirugía e intentar una terapia alternativa basada en la modificación de la dieta. Aunque la tesis no ha sido nunca confirmada oficialmente, Apple nunca demandó al autor de la investigación ni ha negado su veracidad en ningún momento.