El árbitro portugués Pedro Proença, quien dirigió el partido entre la Selección de México y la de Holanda en el Mundial de Brasil 2014, anunció su retiro del fútbol profesional, donde la nación azteca y toda América Latina lo recordarán por haber marcado como penal el “clavado” de 10 grados de dificultad del holandés Arjen Robben.
Proença estaba calificado como un árbitro de altas calificaciones antes del desafortunado “No era penal” que dejó a México fuera de la justa mundialista disputada el año pasado en tierras cariocas.
Además, el nazareno portugués dirigió la final de la Eurocopa del 2012 entre a España e Italia (4-0) y la de la Liga de Campeones ese mismo año, entre el Bayern de Múnich y el Chelsea.
Después de 16 años de carrera, Proença (Lisboa, 1970) justificó su jubilación del balompié de élite por desgaste de una actividad tan exigente físicamente y por haber alcanzado los objetivos y metas que se había propuesto.
Considerado uno de los colegiados más prestigiosos de Europa en el último lustro, el árbitro anunció su decisión en la sede de la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF) en Lisboa, entre numerosos dirigentes.
“Logré un nivel único que me enorgullece mucho (…) fui un privilegiado”, dijo Proença, quien, desde 1998, arbitró 370 partidos, 101 de ellos internacionales.