Ser proxeneta y no morir en el intento
Por: La Redacción
El oficio del proxeneta es una psicología ligada al amor y al maltrato para matar los sentimientos de las mujeres, estos son dos de los principales métodos que utilizan los proxenetas para reclutar mujeres e introducirlas al comercio sexual en nuestro país, una variante de la esclavitud y de la forma clásica de prostitución.
Lo anterior, según Oscar Montiel, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), quien explicó el “modus operandi” de quienes forman parte de las redes internas de trata de personas en México.
En su opinión, un proxeneta no necesariamente es un hombre sin instrucción escolar, los hay desde educación básica y aun universitaria, ya que durante su investigación tuvo contacto con algunos poseedores de maestría y/o doctorado.
El papel que juegan en la explotación sexual está ligado al amor, explicaba Montiel: “son los únicos hombres que después de una larga jornada de trabajo sexual, en la cual las mujeres prostituidas llegan a tener hasta 20 clientes, llena de abusos y maltratos, les brinda a las víctimas atención y cariño, haciéndolas sentir como niñas indefensas recompensadas”.
Se torna en una especie de “padre” que muestra a las mujeres víctimas de trata de personas el único “amor” masculino existente en ese cosmos, a través de palabras excesivas “choro” o rollo.
Modus operandi
De acuerdo con el investigador, la forma cómo integran a las mujeres al comercio sexual es la siguiente.
Las mujeres son interceptadas en cualquier plaza pública y después seducidas para que accedan a tener relaciones sexuales con ellos. Luego de aceptar la mayoría sienten culpa y acaban por aceptar la promesa de un próximo matrimonio. Este es el gancho que usan para conducirlas a supuestos hogares.
En estas casas (que en realidad son cuartos) hay una mujer que suele ser una trabajadora sexual, seguramente reclutada de la misma forma, que se hace pasar por la hermana, madre o tía del proxeneta y finge apoyar la unión que su pariente falso anuncia, explica Montiel.
Posteriormente, el proxeneta comienza el proceso de chantaje emocional hacia la víctima, convenciéndola de que se encuentran en una situación económica crítica.
En su exposición Oscar Montiel compartió el testimonio de algunos proxenetas, como el de un autonombrado Pedro Navajas:
“Tú le dices a la chava, cuando regreses de la calle, que no hay chamba, que a los dos se los va a llevar el carajo. Siempre haciéndote la víctima. Luego, regresas al siguiente día y le dices que todo sigue igual, pero que te encontraste a un amigo, que a él le está yendo muy bien, que está ganando mucho dinero porque su mujer le entró de prostituta.
“Después, sigues choreando a la chava, diciéndole que todo está peor y ella termina diciéndote que le entren al negocio. Te resistes un poco, pero al final, accedes”.
En Campeche hay más casos de mujeres que a través de amigas o familiares ofrecen los servicios sexuales entre grupos de amigas, aunque existen ya redes en las que mujeres controlan el mercado sin la presencia masculina.