Diego Armando Maradona es venerado en muchos lados del mundo casi como un dios, pero el autor del gol bautizado como “La mano de Dios” en el Mundial México 86, se declaró este jueves como el “hincha” (fan) número uno del Papa Francisco, y dijo estar dispuesto a colaborar en varios proyectos que impulsa la Santa Sede por iniciativa del Pontífice de origen argentino.
Dos de los argentinos más famosos del orbe se reunieron en El Vaticano en un encuentro privado, y fue ahí donde Maradona se confesó fan del Papa Francisco.
“Es un papa muy bueno, fantástico diría yo, va a hacer cosas muy buenas por los chicos (…). Lo único que puedo decir es que soy hoy hincha de Francisco, el primer hincha de Francisco soy yo”, afirmó el campeón mundial con la albiceleste.
El ex futbolista participó en una rueda de prensa organizada por “Scholas Occurrentes” para detallar los proyectos en los que trabaja en estos momentos la entidad vaticana.
Diego Armando, que lo mismo visita a Fidel Castro que ahora al Sumo Pontífice, explicó que durante su reunión privada con el Papa, ambos hablaron “de muchas cosas” como de la labor que realiza “Scholas para (luchar contra) el hambre de los chicos” en distintas “partes del mundo”.
Maradona no reparó en elogios hacia Bergoglio, y destacó su “saber estar con otros seres humanos” y confesó que así es como se siente cuando está con el papa Francisco, como un ser humano.
“Estuve con gente que por ser quizá quién soy, se creían que yo era de goma. No, a mí el Santo Padre me trata como un ser humano. Y trata a todos por igual, los bendice a todos, los abraza a todos. Trabaja mucho y sin embargo él sabe sacar tiempo para los demás”, dijo.
El ex seleccionador argentino fue capitán en el “Partido por la Paz” que figuras como Carlos Valderrama o Diego Simeone jugaron el pasado 1 de septiembre en el Estadio de Roma, y que fue una iniciativa del Papa Francisco.
Este fue un encuentro interreligioso, organizado por Scholas Occurrentes y la Fundación PUPI italiana -fundada por el ex jugador argentino Javier Zanetti-, que tuvo como objetivo mostrar la importancia de “jugar en equipo” para que “la competencia, en lugar de ser guerra, se convierta en paz”, en palabras de Bergoglio.